domingo, 31 de octubre de 2010

Carta para un amigo

  Desde que tengo uso de razón intenté buscarle respuesta a todas las situaciones que nos rodean. Descubrí que la pobreza no es otra cosa que la consecuencia de la desigualdad causada por el individualismo y el materialismo, me di cuenta que más allá de la mierda que nos rodea la libertad se encuentra en el propio interior y está en nosotros buscarla, critiqué a las religiones, a los políticos, a los poderosos y a sus cómplices. Opiné y defendí mis ideas en los debates informales creyendo fervientemente en mis convicciones y pensamientos. Jamás creí que era el dueño de la verdad pero sí que muchos se subestiman a sí mismos alejándose aún mas de ella. Busqué respuestas por todos lados para no caer en la ignorancia y ser pasado por arriba por la propia vida.  

  El viernes 29 de octubre no encontré respuestas. Analicé mil veces lo ocurrido y no, no supe qué decirte. "Fuerza", "tenés que seguir" fueron las pocas cosas que se me ocurrían. Sabía que mal o bien mi cabeza me suele dar respuestas por lo menos interesantes. Pero ese día me falló. Quería decirte que llorando no solucionarías nada, pero hubiera sido muy hipócrita sabiendo que las lágrimas caían de mis propios ojos. Te pido perdón si había alguna forma de ayudarte, yo no la encontré. Quizás hay momentos que directamente no tienen respuesta. Tal vez la compañía y los abrazos valgan más que mil palabras que, si te soy sincero, creo que tienen escasa importancia en ese momento de tristeza infinita.

 Si bien no encontré lo que buscaba, entre todas las cosas que daban vueltas en mi cabeza se me ocurrió pensar en algo bastante paradójico. Durante ese momento de mierda, pensé en la vida. Me di cuenta que la muerte no tiene solución, pero la vida sí, y encontrarla parece más simple de lo que realmente es. La solución de la vida es vivirla. Obviamente, las etapas de dolor, de desesperanza y de bronca suelen hacerse presente, si lo sabrás, pero justamente esa es la complejidad de este asunto. Pero lo complejo no implica imposibilidad, solamente un poco (bastante) más de esfuerzo. La solución está en encontrar motivos por los cuales vivir, buena gente que te acompañe en ese camino, objetivos para alcanzar y sueños por cumplir.
  Vos más que nadie sabés que hay cuatro personitas que te necesitan más que nunca, y te necesitan fuerte. Es claro que la fortaleza es bastante difícil de transmitir en este caso y más cuando la tristeza es su principal enemigo. Pero no dudo ni un segundo que vas a estar a la altura de la circunstancia y con vos van a salir adelante a pesar de todo y van a poder sobrellevar la vida dignamente como todos merecemos. No te voy a negar que la injusticia se hizo presente más de la cuenta en ellos, con la basura que les tocó de padre y, ahora la ausencia de su madre, su refugio, su guía, su todo. Pero también ahí está la razón no sólo tuya, sino de toda tu familia para continuar. Por ellos y para ellos. El vacío que deja una madre es inimaginable e imposible de llenar, pero ustedes tienen que estar más unidos que nunca para darles a ellos también motivos para sonreír, ilusionarse y vivir esta vida sin rencores, por más difícil que parezca. No te olvides que, desde el más allá si es que existe, tienen un ángel que no los va a dejar solos y por ella también tienen que luchar, para cumplir el objetivo de toda madre: la felicidad de sus hijos. 
 
  Por el lugar que me toca ocupar en esta lucha, te digo que, como habrás notado tenés a varios soldados que te van a acompañar en todo momento porque, como debe ser, asumieron la batalla de un amigo como propia, y su forma de combate está en decir presente cuando el miedo,la soledad y la tristeza puedan llegarte a invadir. "Si avanzo siganme, si me detengo empújenme" decía un personaje que tal vez no sea de tu agrado a su ejército. Siempre que uno avanzó, estuvimos todos juntos siguiéndolo. En este caso te tocó a vos detenerte, y nosotros estamos cumpliendo lo que debemos hacer, empujarte para seguir avanzando a la par, no te podés quedar atrás en este juego. Es que si compartimos tantas alegriás, tantas risas, tanta joda, ¿cómo no vamos a compartir también la tristeza cuando llega? En esto de la amistad los grises no existen, o estamos en todas o no somos lo que en verdad decimos ser.
 
  No sé bien por que te escribo esta carta. No sé si estoy haciendo bien o mal. Por ahí no es el medio por el que debería decírtelo, pero es donde me siento más cómodo y acostumbrado. Pensé que no tendría que haberla escrito en un espacio público, pero creo que si otra persona la lee también pueda ayudarle a darle más valor, no solamente a la vida, sino también a los que nos acompañan en el día a día. Por lo menos eso fue lo que causó en mí ese día tan especial y necesitaba expresarlo. 

  Personalmente tengo que admitir que durante mucho tiempo no creí en la vida después de la muerte. Hoy me doy cuenta lo equivocado que estaba, luego de analizar que cuando se construyen tantas cosas durante la vida, a pesar de la muerte, ese legado puede y tiene que seguir vivo en los seres queridos quienes no deben admirarlo únicamente, sino que también, si me permitís el consejo, deben tomarlo como ejemplo para que esa bandera que ella construyó sea levantada por ustedes y no muera en el olvido.

  Por eso amigo, te digo que la muerte no implica la desaparición completa de una persona. Hoy Valeria es una estrella más en el cielo y su risa tiene que seguir siendo la magia de tus rocanroles.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Próxima estación: Esperanza

Seguramente esta nota no tenga frases pensadas de antemano ni metáforas medianamente imaginativas. Posiblemente no tenga una mirada irónica y cínica como me gusta tenerla en todos los ámbitos de la vida. Tal vez, esto se deba a que no es producto de una acción, sino de una reacción. Una reacción de indignación contra mí, contra vos y contra él.

Sabemos todos que la Primavera no es otra cosa que una estación más del año, que no tiene un significado en sí mismo. Pero también es cierto que tiene ese aroma a esperanza, una esperanza no sé de qué realmente, pero suele ser una etapa de alegría, celebración y miradas optimistas de esta vida cada vez más devaluada. Es evidente que el clima atractivo, la compañía del sol, las coloridas flores, y esas cuestiones naturales lamentablemente también desvalorizadas, ayudan a dibujar sonrisas en nuestros rostros, y a tener, por lo menos la fe ciega de creer que las cosas van a mejorar.

Por estos motivos, justifico y defiendo la celebración de esta fecha, como el día de la esperanza. Un día perfecto. Pero ¿Cómo celebrar la esperanza? No sé por qué, esta cabeza loca, me plantea celebrarla en paz, con amigos, tirados en alguna plaza, escuchando buena música. Simplemente eso, esas simples cosas que, a mi manera de ver, alegran un corazón. Será porque lo siento como una de las circunstancias más cercanas a la libertad. Será también, que esa libertad la encuentro demasiado emparentada con la felicidad. Será que soy tan idiota de buscar la felicidad en esos lugares tan simples.

Parece ser que esta ¿utopía? de tranquilidad y armonía ya no es posible en estos días. ¿Tan hippie será mi pensamiento que murió en los 70' y ya es demasiado antiguo? Claro, esta pregunta surge luego de ver cómo, la pretendida paz que buscábamos unos cuantos en aquella plaza, se veía pisoteada por las corridas de simios, todos iguales ellos (lo que posiblemente signifique que pertenecían a la misma especie), quienes iban de acá para allá buscando algo contrario a mi anhelo de vida, por cierto cada vez más lejano.
La actitud de los primates era sumamente llamativa. Se perseguían unos a otros con el único objetivo de lastimarse mutuamente. Una especie rara esta che. Me atrevería a decir que son la única que, teniendo las mismas características, se matan entre sí y no por instinto ni necesidad, sino por ¡Diversión! Increíble, una inigualable raza de animales salvajes dominando la plaza y yo era testigo presencial. Envidiable lo mío.

Finalizada esta extraña circunstancia, me enteré de algo que me impactó demasiado. Resulta ser, que los simios no eran tales, sino que eran seres humanos ¡como yo! Pero entonces, si somos todos iguales ¿ Por qué mis lógicas son tan distintas a las suyas? La respuesta me la tiro un Indio por la cabeza: "Falopas duras en tipos blandos, ahuecan corazones". Y tal vez las falopas duras no me importen tanto. Sí los tipos blandos, esos que se dejaron pasar por arriba por el sistema y permitieron esta involución humana. Habría que replantearse también, qué nos pasó como sociedad para permitir tantos corazones huecos, tanta falta de sensibilidad por el otro.

Convertimos al amor en una mala palabra y a la guerra en un estilo de vida. La puta madre, ¡Qué lindo sería vivir al amor como una guerra! Pero no, decidimos darle guerra al amor. Poco a poco te estamos asesinando querido amor. Ya poco queda de vos, pero tranquilo, acá hay un ejército de ilusos dispuestos a pelear hasta la muerte por defenderte. 

No quisiera caer en la simpleza del juez que todo lo critica desde su cómodo sillón. Mucho menos pretendo ser el típico burgués que denigra a las clases bajas, en ningún momento se realiza un juicio de clase, y de hecho, aquellos que generan mayor impotencia son los que teniendo tantas oportunidades de atravesar el apasionante camino del conocimiento, elijen la humillante cueva de la ignorancia.

Claro que, tal vez por esta mirada esperanzadora que trae la Primavera, en estos días se evidenciaron sucesos que mostraron que la juventud no está perdida completamente. Gracias a ¿Dios?(no), todavía hay pibes que defienden sus derechos, sus ideales y siguen rompiéndole las bolas a esos a los que los silencios les caen mucho mejor que las voces. Y eso, necesariamente hay que bancarlo. No únicamente a los jóvenes en sí, sino a sus pensamientos. Hay que defender las ideas loco. Después de todo, la ignorancia tarde o temprano se extinguirá, pero las ideas van a perdurar por el resto de la historia. 

Indescriptible es la impotencia que causa ver cómo usamos nuestras fuerzas para matarnos entre nosotros, en lugar de usarlas para buscar el bien común. ¿Qué sería de nosotros si además de unidos estuviéramos organizados? No nos pararía nadie. Todavía estamos a tiempo, tenemos el futuro en nuestras manos. La paz, la felicidad y el amor pueden no ser un sueño lejano. Claro que seguramente falten algunas primaveras más para entenderlo.


martes, 31 de agosto de 2010

Libre, al fin

Que la libertad es propia del ser humano desde el mismo momento de su nacimiento es algo innegable. El conflicto surge cuando ciertos agentes externos pretenden atentar contra esa libertad para imponer sus intereses, ideas y políticas personales.

  La brecha entre la independencia y la dependencia suele ser minúscula, a tal punto de hacer sentir independiente a aquel que no lo es, pero insistentemente se jacta de serlo.
  
 Es que al buscar la libertad en el sistema que circunda a toda sociedad, se evidencia que la independencia es puramente relativa, por el sólo hecho de tratarnos de "sujetos" y no de "individuos". Sujetos al propio sistema, a la globalización imperante, al estilo de vida clásico impuesto por aquellos a quienes la sola mención de la palabra "cambio" parece aterrorizarles. Sujetos, siempre sujetos.

 Desde la propia acción de los medios de comunicación que en plena democracia deberían representar a flor de piel la libertad de expresión, pueden distinguirse las actitudes manipuladoras que se ejercen para imponer en la sociedad, no sólo los temas a discutir, sino la postura a tomar frente a dichos temas. Claro que olvidan que todavía hay personas fieles a su razonamiento propio y que no actúan como agentes funcionales de los grandes grupos de poder.

 Por estas razones, resulta imposible hallar la libertad en el mundo exterior, en ese mundo donde nunca faltan los personajes nefastos, por no decir los hijos de re mil puta ( frase que escribo con demasiado placer para referirme a ellos), cuya acción en la vida se basa en enjaular ideas que quieren volar, simplemente eso, volar.

 Es que hay que comprender que la libertad, al ser propia del ser humano, sólo podrá encontrarse en su interior. Y ahí sí, seguramente se seguirá siendo sujeto, pero sujeto a uno mismo, esclavo de las propias palabras, dueño de los propios silencios, defensor de las propias ideas y generador de los propios pensamientos.


 Ojalá fuera tan fácil hacer lo que se escribe. 

martes, 24 de agosto de 2010

La perfección de tu inexistencia

   Si leyera esto en otro lado pensaría que el autor está bastante loco. De hecho, creo que lo estoy pensando mientras lo escribo. Pero bueno, de un momento a otro se me ocurrió dedicarte algunas líneas, creo que te las debía, estoy seguro de que te las merecías.
  Vos, que siempre me estás esperando, con esos ojos vidriosos que reflejan la expresión de alegría imposible de disimular que se dibuja en mi rostro al verte. Vos, que al regalarme una simple sonrisa, no te das cuenta que en realidad estás poniendo el universo en mis manos. Vos, que me mirás desde el horizonte esperando que te alcance, tranquila mi amor, ya voy a llegar.
   Intentar agradecerte a través de palabras es como tratar de armar un rompecabezas incompleto, por más que intente de mil maneras, jamás voy a llegar a mi objetivo. ¿Cómo podría un simple papel hacerte entender lo que significa un amanecer junto a vos? ¿Cómo te digo que un beso tuyo hace desaparecer el mundo entero, y deja vivos solamente tu corazón y el mío? ¿Cómo explico que un segundo sin vos equivale a una vida entera, y la vida entera con vos se me pasa en un segundo?
   No quiero hacerte promesas en vano. No voy a decirte que sólo la muerte nos va a separar. No voy a decirte que no sería nadie sin vos. Ni pienso jurarte amor infinito a cualquier costo. Lo que sí puedo decirte es que la felicidad no es un estado eterno, sino un estado momentáneo, y lo único que puedo prometerte es que cada vez que estemos juntos, cada vez que nuestras almas estén unidas, esos momentos van a estar llenos de esa felicidad. Sean diez minutos o un siglo al lado tuyo, con lo único que me comprometo es con tu felicidad y claro, la mía, que surge del simple hecho de tenerte cerca.
   Que extraño es hablar con un ser invisible, pero a la vez, que hermoso es contemplar la perfección de tu inexistencia. ¿Qué sería de nosotros si fueras real? Las nubes envidiarían la altura de nuestro vuelo. Las estrellas se celarían por nuestro brillo. El Sol desearía tener nuestro resplandor día a día y la Luna se encargaría de iluminarnos sólo a nosotros por las noches.
  No te olvides que te estoy esperando. No te olvides que te estoy buscando y algo me dice que cada vez falta menos para encontrarte. No te olvides de mirarme, tus ojos son mi única guía de paz. Y no te olvides, que no soy solamente el conjunto de acciones que realizo cotidianamente, sino que también soy esto que estoy escribiendo, por favor, quereme.


Miedos

Hasta a la persona más valiente se le hace imposible negarlos. Y aunque el más cobarde pretenda ocultarlos para proteger su querida reputación, ellos siempre están para ponerle un freno a todo acto de “locura”, de cambio, de superación, de mirar al futuro con una visión destructora de todo tipo de esquemas establecidos. Debe ser por eso, que quienes pensamos en romper con esa cotidianidad enfermiza, nos encontramos en permanente enfrentamiento con ellos, ya que sea cual sea el fin, el primero de los medios es eliminar los miedos.

Es notable la presencia de estos miedos en todos los ámbitos de nuestra vida, hasta en los más incomprensibles, que analizados racionalmente no tendrían por qué existir. Pero están, y si se quiere seguir adelante, la única salida es enfrentándolos y nunca huyendo, porque siempre, siempre regresan de una forma u otra.



Miedo a progresar 

La sociedad, en su mayoría, se adjudica un pensamiento con vistas a un futuro mejor, sin pobreza, sin hambre, con trabajo, es decir pretende alcanzar el mundo perfecto que, lógicamente, todos alguna vez soñamos. El problema surge cuando en la cancha, donde se ven los pingos, las decisiones parecen no ser coherentes a la ideología progresista que parecía desbordar en estas personas. Ahí es cuando los dinosaurios increíblemente y (espero) inconcientemente vuelven a tener apoyo popular, al igual que aquellas empresas y grupos concentradores de poder, a quienes no les viene nada mal que la sociedad se estanque y no avance, manteniendo así la ignorancia generalizada que les garantiza la constancia de su amada hegemonía. Ante esta contradicción tan común en estos tiempos se me hace imposible no pensar que es elmiedo al cambio el que impulsa a estas personas a terminar logrando todo lo contrario a lo que pretenden; o será que expresan algo distinto a lo que piensa su subconsciente, y, de alguna manera se ponen el disfraz del Diego, pero a la hora de patear el penal lo hacen con la derecha y de esta manera seguramente el destino de la pelota estará en la tribuna.



Miedo al qué decir 

Cuántas veces callamos, haciendo una autocensura de lo que realmente sentimos en determinado momento o circunstancia. Cuántas veces nos ponemos a analizar qué hubiera pasado si le hacíamos caso a ese impulso que nos llevaría a liberar la sinceridad de nuestro pensamiento. Tal vez por ese miedo al qué dirán, o a las consecuencias de nuestros dichos es que decidimos encerrarlos, pensando que al ser palabras, tarde o temprano se las llevaría el viento, pero no. Lo que no se dice en ese determinado momento permanecerá ahí guardado y muy rara vez pueda volver a salir. Es decir, que a través del silencio encarcelamos no sólo las simples palabras, sino nuestros sentimientos, nuestras verdades. Es por eso que surge el planteo de si verdaderamente vale la pena pensar en qué pasará si hablo, en lugar de pensar enqué no pasará si callo.



Miedo a jugársela 

Son tan frecuentes esas decisiones complicadas en las que tenemos la posibilidad de elegir un cambio positivo. Son tantas las veces en las que aparecen los miedos en esas decisiones para complicar algo tan simple. Creo que son esas las situaciones en las que hay que dejar un poco a la cabeza de lado y hacerle caso al corazón, que seguramente tendrá algo más que decirnos que exceda todo tipo de lógica razonable. Así, con su ayuda, los miedos no podrán afectarnos nunca, y será mucho más fácil jugársela por algo… o alguien, entre otras cosas eliminando los prejuicios absurdos sobre el compromiso, la fidelidad y la confianza. Por supuesto, el tiempo dirá si ganamos o no en este juego, pero no hay que olvidarse que siempre, ante toda derrota, existe la revancha.



Miedo a estar mejor

En realidad surge de los miedos anteriores, pero tiene que ver con la incoherencia en la que a veces nos vemos envueltos. Es que es bastante increíble que se le tema a algo que tenga como objetivo hacernos volar aún más alto, pero es la realidad. En ocasiones, nos da terror encarar un cambio por ese maldito conformismo que implica elaceptar lo que tenemos como si fuera lo único y no ir por más, para no poner en riesgo lo seguro. Resulta de alguna manera extraño, pero es otro de los miedos que suelen hacer que nos vayamos al mazo para conservar la ventaja, teniendo la posibilidad de ganar la partida en una jugada.




La realidad es que los miedos van a aparecer constantemente a lo largo de nuestra vida, y está en nosotros enfrentarlos o achicarnos. Yo soy de los tantos que piensan que la vida es una sola, y por lo tanto no habría que hacerle mucho caso a los palos que nos pongan en la rueda, todas las decisiones dependen de nosotros, asumiendo la responsabilidad del posible fracaso, pero siempre con el mejor de los fines: mejorar nuestra realidad y así acercarse aunque sea un poquito más a lo que algunos llaman felicidad. Esa tan buscada felicidad a la que sólo podremos aproximarnos eliminando primero uno de los miedos más recurrentes, el miedo a la muerte.





“El enemigo peor, ese gran saboteador, siempre será uno mismo y ese miedo a estar mejor” Cjs 







Aguu

lunes, 23 de agosto de 2010

Caretas

¿Qué es una careta? Una careta es una mascara que se utiliza sobre el rostro, ocultando la identidad de quien la usa


¿Qué es ser careta? Está muy claro, tiene el mismo significado que la palabra. Ser careta es utilizar una máscara imaginaria, a través de la cual se aparenta ser algo que no se es. Es decir, es ocultar y renegar de nuestra esencia, nuestra verdadera identidad, nuestra personalidad, nuestra validez, hasta diría es entregar nuestra dignidad.


Entonces... ¿Por qué ser careta? No son pocas las veces en las que me pregunto qué necesidad tenemos de caretearla. Si cada uno puede ser respetado con su personalidad particular, y de hecho, de esta manera cada uno estará integrado al grupo mas afín respecto de su personalidad. Es por eso que la respuesta que encuentro, es que la careteada no surge como un método para igualarse con el resto, sino para superarlo, para intentar demostrar que se es mejor, que si el límite de los demás está cerca, el propio va a estar mucho más lejos. De esta manera, los caretas no sólo buscan únicamente integrarse a un grupo, sino resaltar, y ser los que lo lideren, sin darse cuenta que no sólo le mienten a su entorno, sino que al fin y al cabo se están mintiendo a ellos mismos.


¿Qué ganan los caretas?  Lo único que obtienen es estar rodeados de una falsedad constante, que los envuelve y desconozco hasta qué punto pueda llegar. Es obvio que se recibe lo que se da; y si lo único que se brinda es una imagen totalmente superficial llena de mentiras, no puede esperarse recibir algo mejor, aunque crean hipócritamente que es así.


¿Quiénes son caretas? Hasta cierto punto, todos somos caretas. ¿Quién no la caretea alguna vez? Me dijo un día cierta persona, y me hizo entender que no era el único que sentía que por dentro le pasaba una cosa, y por fuera aparentaba una totalmente distinta que por decirlo de alguna manera censuraba la realidad interna, que es la que vale. 


Claro que es distinto. Eso es lo que yo llamo la careteada necesaria, ya que a veces no resulta del todo agradable mostrar algo que por mas que exista, no queremos que se vea, y preferimos hacernos los giles, mirar para afuera en lugar de para adentro, lo cual no está del todo mal, porque mirando hacia fuera, viendo la calidad de amigos que se tienen y otras cosas gratificantes, es imposible no salir adelante, y eso es lo que importa: No es imprescindible mirar para adentro ni para afuera, lo único imprescindible es mirar para adelante, y saber que la bocha la tenemos nosotros, no hay que patearla afuera, hay que ir al frente cueste lo que cueste. 

Por supuesto están los otros tipos de caretas, los totalmente innecesarios, esos que jamás voy a entender. Lo que llegan al extremo de la mentira para aumentar su ego, y me juego la dos gambas que no lo logran pero ni ahí. Esos sí deberían realizar una mirada para dentro, y buscar su verdadera esencia, sus ideales, sus posturas, sus pensamientos y sentimientos. No se puede sustentar un estilo de vida en base a falsedades, es imposible. Lo único que se logra es alejarse de la verdad, y no existe nada peor que eso. 

Yo no creo que sea un ejemplo de NADA, pero hablo de lo que veo desde afuera, y desde la tranquilidad de saber, que puedo ser un boludo importantísimo que ni siquiera sabe por qué está escribiendo esto, pero que cada vez va a estar más cerca de la verdad. Y eso, a pesar de todo, es lo que me hace estar orgulloso, antes que todo, ser sincero conmigo mismo, la superficialidad viene aparte. 

No tengo la suerte de poder decir que nunca me puse una careta en el corazón, como cantan las pastillas, pero es una careta conciente, estando tranquilo conmigo mismo de que la esencia no la voy a perder nunca, y eso es lo que me hace ser Agustín Secreti, y eso es lo que me hace elegir a los verdaderos amigos que elegí, con los que tengo la certeza de que la falsedad no va a existir NUNCA. 

Así que me saco el sombrero ante la gente verdadera, que se muestra tal cual es y no necesita aparentar más que su realidad. Y me compadezco de los pobres caretas, que piensan que no les da su propia personalidad para llegar a ser alguien, y eligen vivir acercándose únicamente a la mentira. 




Aguu.-

Un blog ?

  No sé si es producto de la hora, del aburrimiento o de no tener con quién entablar una conversación coherente, de esas que están en peligro de extinción, por lo menos para mí. La cuestión es que entré a esto del blog, chamuyé un par de datos, hablé por celular con una galleguita simpaticona y acá estoy, dispuesto a escribir esas cosas que se me cruzan en esta cabeza bastante extraña.
 Por ahora me siento un boludo importante hablando con una computadora, pero supongo que es normal, que después de un tiempo este romance va a ir tomando otro color. Mientras tanto, sigo acá, tratando de explicarme por qué me habré hecho un blog, sabiendo que su único fin es robarme el cerebro.
 Por suerte soy una de esas personas que no le tienen terror al progreso y, aunque pueda fallar en este intento, el solo hecho de probar me hace avanzar.