martes, 24 de agosto de 2010

La perfección de tu inexistencia

   Si leyera esto en otro lado pensaría que el autor está bastante loco. De hecho, creo que lo estoy pensando mientras lo escribo. Pero bueno, de un momento a otro se me ocurrió dedicarte algunas líneas, creo que te las debía, estoy seguro de que te las merecías.
  Vos, que siempre me estás esperando, con esos ojos vidriosos que reflejan la expresión de alegría imposible de disimular que se dibuja en mi rostro al verte. Vos, que al regalarme una simple sonrisa, no te das cuenta que en realidad estás poniendo el universo en mis manos. Vos, que me mirás desde el horizonte esperando que te alcance, tranquila mi amor, ya voy a llegar.
   Intentar agradecerte a través de palabras es como tratar de armar un rompecabezas incompleto, por más que intente de mil maneras, jamás voy a llegar a mi objetivo. ¿Cómo podría un simple papel hacerte entender lo que significa un amanecer junto a vos? ¿Cómo te digo que un beso tuyo hace desaparecer el mundo entero, y deja vivos solamente tu corazón y el mío? ¿Cómo explico que un segundo sin vos equivale a una vida entera, y la vida entera con vos se me pasa en un segundo?
   No quiero hacerte promesas en vano. No voy a decirte que sólo la muerte nos va a separar. No voy a decirte que no sería nadie sin vos. Ni pienso jurarte amor infinito a cualquier costo. Lo que sí puedo decirte es que la felicidad no es un estado eterno, sino un estado momentáneo, y lo único que puedo prometerte es que cada vez que estemos juntos, cada vez que nuestras almas estén unidas, esos momentos van a estar llenos de esa felicidad. Sean diez minutos o un siglo al lado tuyo, con lo único que me comprometo es con tu felicidad y claro, la mía, que surge del simple hecho de tenerte cerca.
   Que extraño es hablar con un ser invisible, pero a la vez, que hermoso es contemplar la perfección de tu inexistencia. ¿Qué sería de nosotros si fueras real? Las nubes envidiarían la altura de nuestro vuelo. Las estrellas se celarían por nuestro brillo. El Sol desearía tener nuestro resplandor día a día y la Luna se encargaría de iluminarnos sólo a nosotros por las noches.
  No te olvides que te estoy esperando. No te olvides que te estoy buscando y algo me dice que cada vez falta menos para encontrarte. No te olvides de mirarme, tus ojos son mi única guía de paz. Y no te olvides, que no soy solamente el conjunto de acciones que realizo cotidianamente, sino que también soy esto que estoy escribiendo, por favor, quereme.


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